La neumonía es una infección que inflama los pulmones y puede poner en riesgo la salud si no se trata a tiempo. Aunque puede afectar a cualquier persona, resulta más peligrosa en bebés, adultos mayores y quienes tienen defensas bajas. Con el clima frío, las probabilidades de contagio aumentan y es fundamental estar alerta a los signos iniciales.
Identificar los síntomas a tiempo te permite visitar rápidamente al médico y recibir la atención adecuada. Además, comprender cómo evoluciona la enfermedad ayuda a prevenir complicaciones y facilita una recuperación más efectiva. Por ello, mantenerse informado es clave para cuidar de tu bienestar y el de tu familia, sobre todo, durante la temporada de invierno.
¿Cuáles son los síntomas más comunes de la neumonía?
Varían de moderados a graves y pueden ser similares a los de un resfrío o una gripe, pero duran más tiempo. Los pacientes con neumonía pueden presentar:
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Fatiga
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Dificultad para respirar
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Náuseas, vómitos o diarrea
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Tos que puede producir flema
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Dolor en el pecho al respirar o toser
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Fiebre, transpiración y escalofríos con temblor
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Desorientación o cambios de percepción mental (en adultos de 65 años o más)
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Temperatura corporal más baja de lo normal (en adultos mayores de 65 años y personas con un sistema inmunitario débil
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¿Cómo se diagnostica la neumonía en bebés y adultos?
El diagnóstico de la neumonía suele comenzar con una exploración física donde el médico escucha la respiración y detecta ruidos anormales en los pulmones. En bebés y niños pequeños se observan signos como fiebre persistente, tos intensa o dificultad para alimentarse. En adultos, además de los síntomas clásicos, pueden solicitarse radiografías de tórax, análisis de sangre o pruebas de oxígeno en sangre para confirmar la infección y determinar su gravedad.
¿Qué tratamientos existen para la neumonía?
El tratamiento de la neumonía busca controlar la infección, aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Según tu caso o estado, los médicos pueden indicar diferentes medicamentos que ayudan a mejorar progresivamente la salud. A continuación, te presentamos las principales opciones utilizadas para tratar esta enfermedad.

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Antibióticos: estos deben ser recetados por un médico colegiado y se usan para el tratamiento de la neumonía bacteriana. El médico indicará las pruebas necesarias para identificar el tipo de bacterias que causan la neumonía y elegir el mejor antibiótico para tratarla.
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Medicamentos para la tos: tu médico indicará la dosis que te ayude a descansar y dormir sin molestias.
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Analgésicos: estos medicamentos te ayudarán a aliviar la fiebre y otros malestares. Estos incluyen medicamentos como la aspirina, el ibuprofeno y el paracetamol, el médico recomendará el adecuado según el caso.
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