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¿Cómo se debe tratar la fiebre en niños?

Cuidar la salud de tus hijos es una de las más altas prioridades de tu vida, así que cuando algo anda mal es natural que te angusties.

 

Cuando se presenta la fiebre en niños se encienden las alertas en casa. A veces desaparece como llegó, pero en la mayoría de las ocasiones debe ser valorada por un médico.

 

 

Causas de fiebre: La mayoría de las altas temperaturas en el cuerpo son causadas por infecciones. En realidad, la fiebre es generada por el propio cuerpo para matar a los virus y bacterias ajenos que no pueden sobrevivir en esas condiciones.

 

La fiebre suele venir acompañada de condiciones como:

 

1. Gripe

2. Infecciones

3. Amigdalitis

4. Roséola

5. Varicela

6. Tos ferina

 

La alta temperatura puede aparecer también después de una vacuna, ya que el cuerpo no reconoce a sus nuevos inquilinos. Es común que también aparezca cuando hay demasiada ropa o cuando el menor está demasiado abrigado.

 

¿Cuándo acudir al médico?

Es importante que un médico especializado valore los síntomas y las condiciones del menor si:

 

- Es menor de tres meses de edad y su temperatura supera los 38 ° C (101 ° F)

- Tiene entre tres y seis meses, pero su temperatura aumentó a 39 °C (102 °F) o más.

- Presenta vómito

- Rechaza el alimento

- Muestra debilidad

 

En el caso de que tu hijo no muestre cansancio o malestar, solo hay que estar pendientes a sus reacciones.

 

Disminuir fiebre en niños

Una de las claves es la hidratación. Los bebés deben tomar muchos líquidos como leche materna o de fórmula. Si no está sediento, solo asegúrate de que beba pequeñas cantidades, pero constantemente.

 

No hay que abrigarlo demasiado. Debe permanecer en un sitio con clima templado sin caer en los extremos.

El agua templada ayuda a disminuir, pero evita las compresas de alcohol o de agua fría.

 

Los antipiréticos como el ibuprofeno o el paracetamol ayudan y son analgésicos, pero no es conveniente mezclarlos. Si notas que uno no funciona, espera al menos 6 horas para intentar con el otro, pero de preferencia que sea un médico quien tome todas las decisiones relacionadas con las sustancias.

 

Y lo más importante es mantener la calma. De nada sirve que el menor vea a sus padres asustados, pues eso puede agobiarlo más y derivar en un estrés innecesario.

 

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