El mal uso del aire acondicionado puede ocasionarte enfermedades con repercusiones graves para tu salud.
Una de las principales recomendaciones para evitar las enfermedades respiratorias en invierno es evitar los cambios bruscos de clima. ¿Por qué no aplicamos la misma prudencia en verano?
Un frío que enferma
Según estudios, siete de cada 10 encuestados dijeron haberse resfriado o sufrido enfermedades de garganta en los meses más calurosos del año y la causa es el aire acondicionado ajustado a temperaturas demasiado frías en su casa u oficina.
Lo recomendable según los expertos médicos es que la variación de temperatura entre el interior y el exterior no sea mayor a los 15 grados centígrados, pero la mayoría de las personas ajustan sus acondicionadores de aire por debajo de los 24 grados.
¿Qué pasa cuando salen al exterior? Su cuerpo resiente el cambio de clima como si se tratara del invierno y saliera de una casa caliente al exterior helado.
Padecimientos más comunes
Las enfermedades de las vías respiratorias que se presentan más comúnmente en verano son:
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Asma
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Faringitis
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Neumonía
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Rinitis
Eso sin contar con los padecimientos relacionados con dolores musculares o reumáticos como cervicalgia y lumbalgia.
Síndrome del edificio enfermo
Otra fuente de enfermedades por aire acondicionado es la presencia de ácaros en sistemas de enfriamiento no limpiados periódicamente o que llevan tiempo sin un servicio de mantenimiento apropiado.
Las alergias son una primera reacción, así como el agravamiento de los casos de asma, pero también se pueden presentar infecciones más graves debido a los gérmenes presentes en el interior de los aparatos.
Incluso hay un término médico que define a este padecimiento: síndrome del edificio enfermo, y sus síntomas son:
En estos casos, es conveniente consultar con compañeros para ver si presentan los mismos malestares y comunicar el problema a un superior o al encargado del edificio para que se tomen las medidas necesarias.
Lo más importante, sin embargo, es que acudas al médico para que diagnostique correctamente la enfermedad que padeces y te ayude a combatirla.
Contar con un seguro médico que cubra las consultas, los análisis clínicos y los tratamientos es lo recomendable para que tus finanzas personales no se vean afectadas por la enfermedad.
Recuerda que recibir atención médica a tiempo puede ser la diferencia entre una enfermedad leve y otra que amenace tu vida o la de tus seres queridos.