Sabemos que durante esta época de calor, el aire acondicionado se vuelve un aliado indispensable en tu día a día. Sin embargo, su uso continuo puede tener efectos secundarios en tu garganta. A continuación, te compartimos algunos consejos esenciales que te protegerán de la sequedad y la irritación, afecciones que son comunes por utilizar este sistema de ventilación.
Este puede ser un debate constante, pero ¿cuál es la temperatura adecuada en la que debes mantener tu aire acondicionado? Algunos fabricantes recomiendan que lo más conveniente es graduarlo entre 22 y 26 grados centígrados. Este nivel es lo suficientemente bajo como para refrescar el ambiente, pero no demasiado como para resecarlo y, en consecuencia, tu garganta. Así, reduces el riesgo de irritación.
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Cuando el aire en el ambiente se reseca, tu cuerpo trabaja para compensarlo y utiliza su propia humedad. Por eso, beber suficiente agua es crucial al usar el aire acondicionado. Con cada sorbo ayudas directamente a mantener la mucosa de la garganta hidratada, evitando la irritación. Además, tu organismo tendrá la humedad necesaria para que se mantenga así por más tiempo.
¿Con qué regularidad limpias los filtros de tu aire acondicionado? En estos puede acumularse polvo y otros alérgenos y, eventualmente, se liberarán de nuevo al ambiente. Por eso, asegúrate de asearlos con frecuencia o incluso de sustituirlos si es necesario. Así, garantizas que respiras un aire puro todo el tiempo.
Dormir con el aire acondicionado encendido puede aumentar la sequedad en la garganta. Evita su uso durante las horas de sueño en la mayor medida de lo posible. Si hace mucho calor y decides encenderlo, te recomendamos usar un humidificador para mantener un nivel adecuado de humedad en la habitación. También considera activar la opción de apagado automático, así evitarás exponerte a frío excesivo en la noche, lo cual ayuda a prevenir la irritación y el malestar en la zona de la faringe.
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Ahora que conoces nuestros consejos, podrás disfrutar de las ventajas del aire acondicionado sin poner en riesgo la salud de tu garganta. Recuerda que cuidar de tu bienestar general también implica prestar atención a estos pequeños detalles que hacen una gran diferencia.
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