Si experimentas hinchazón, dolor estomacal o un cansancio inexplicable tras disfrutar de alimentos como cereales, galletas, panes o esa cerveza que tanto te gusta, es posible que tu organismo esté enviando una alerta importante.
Estos síntomas frecuentemente indican una intolerancia al gluten, un trastorno común que, si no se identifica y maneja adecuadamente, puede pasar desapercibido, complicando tu bienestar. Para ayudarte a entender mejor cómo esta afección podría estar influyendo en tu día a día, te compartimos información clave a continuación. ¡Presta atención!
La intolerancia al gluten suele confundirse con la enfermedad celíaca, una afección de mayor gravedad que provoca una reacción inflamatoria en el intestino delgado tras consumir gluten, según la Dra. Karen Gill de la Junta Americana de Especialidades Médicas (ABMS).
Los síntomas de la intolerancia al gluten se caracterizan por manifestarse poco tiempo después de la ingesta de este conjunto de proteínas presente en cereales como el trigo, la cebada y el centeno. Entre las señales más comunes que tu cuerpo puede enviar están:
Diarrea o estreñimiento
Distensión abdominal
Dolor abdominal
Fatiga
Náuseas
Dolor de cabeza
Dolor de articulaciones y músculos
Anemia
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Aunque algunos síntomas de la intolerancia al gluten pueden ser leves y controlarse con cambios en los hábitos alimenticios, existen situaciones específicas que necesitan la intervención de un médico.
En caso de que notes que los síntomas son constantes, se intensifican o afectan significativamente tu calidad de vida, considera visitar a un profesional de la salud. Incluso, si experimentas signos de desnutrición o reacciones alérgicas graves, como dificultad para respirar, ¡no esperes a que tu situación empeore para buscar ayuda!
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Iniciar una dieta sin gluten puede parecerte una montaña rusa llena de dudas y restricciones. Quizás te preguntes, ¿por dónde empezar? Según Mayo Clinic, es necesario prestar suma atención a los ingredientes y el contenido de los alimentos que elijas. Incluye opciones como frutas, verduras, frijoles, huevos, carnes magras y no procesadas, frutos secos sin procesar o harinas sin gluten.
Es esencial que evites alimentos y bebidas que contengan trigo, cebada, centeno e incluso, hojuelas de avena, pues, aunque la última no contenga gluten de manera natural, frecuentemente se contamina en el proceso de elaboración.
La intolerancia al gluten no tiene por qué ser un límite en tu vida, sino un nuevo camino hacia el bienestar. Estar informado, ser precavido en el cuidado de tu salud y contar con el apoyo adecuado son las claves para una vida plena y feliz.
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