Hay enfermedades que presentan síntomas no visibles pero que, de no tratarse a tiempo, pueden tener graves repercusiones en tu salud.
Algunas se consideran más como molestias que como padecimientos médicos, pero las enfermedades no visibles minan al organismo paulatinamente y suelen detectarse cuando ya es tarde para frenarlas o combatirlas.
De ahí la importancia de que estés alerta ante cualquier cambio o achaque y de que te realices chequeos generales al menos una vez al año, los cuales suelen estar incluidos en los seguros médicos.
Estos son algunos de los padecimientos de salud no visibles que pueden tener consecuencias graves:
Este es un trastorno que afecta a la calidad de vida del paciente y se relaciona comúnmente con la ingesta de productos lácteos.
Sin embargo, su diagnóstico es complicado porque los síntomas varían de un paciente a otro o incluso de un episodio a otro en el mismo paciente, quien a veces presentará diarrea, por ejemplo, y a veces solo dolor e inflamación abdominal.
También el agente que provoque el malestar puede cambiar, pues la lactosa se presenta en muchos otros alimentos aparte de los lácteos.
Se le llama el asesino silencioso porque sus síntomas son invisibles y, cuando no se detecta ni controla, puede provocar ceguera, un infarto cardiaco o un derrame cerebral.
Se considera que una persona padece hipertensión cuando su presión arterial está crónicamente por encima de la medición considerada normal de 120/80. Por ello, la recomendación para detectarla a tiempo es medirse periódicamente la presión y estar alertas cuando se rebasa ese límite.
Los molestos ronquidos son un síntoma de este padecimiento que consiste en la obstrucción de las vías respiratorias en episodios que se repiten continuamente durante el sueño. El ronquido es en sí el resoplido que se produce cuando la persona vuelve a respirar.
Las consecuencias a largo plazo de las apneas del sueño son aumentos en la presión arterial y mayor riesgo de sufrir un infarto cardiaco o cerebral.
Es una enfermedad que solo se detecta a tiempo mediante un examen ocular, y son pocas las personas que se someten a él periódicamente.
Se caracteriza por un aumento sin síntomas de la presión intraocular que, de no controlarse, va atrofiando al nervio óptico y llega a producir una pérdida irreversible del campo visual.
Sus síntomas son invisibles pero los factores de riesgo incluyen la obesidad y el sobrepeso, así como la hipertensión y niveles altos de colesterol en la sangre.
De no atenderse, puede conducir a graves daños en diversos órganos del cuerpo, como los ojos y los riñones, y provocar derrames cerebrales e infartos.
Comúnmente presente en mujeres y personas mayores, la osteoporosis es la pérdida de la densidad mineral en los huesos, lo que hace que quienes la padecen sean más propensos a fracturas.
El padecimiento no provoca síntomas y puede evitarse con una dieta rica en calcio y el control en la toma de medicamentos como la cortisona y los antiepilépticos.
Es un tipo de cáncer muy común y tratable, pero habitualmente cuando se le detecta la enfermedad está muy avanzada.
Una radiografía de los pulmones es el método de diagnóstico más eficaz, pero no hay que esperar hasta que haya síntomas como la tos crónica o dificultades respiratorias.
Ante estas enfermedades invisibles, realizarse chequeos médicos periódicos es la mejor prevención. Aprovecha los beneficios de tu seguro médico y dedica tiempo cada año a verificar que estás bien de salud.