¿Sabías que la Hepatitis B es una de las enfermedades más peligrosas? Si no prestas atención a los síntomas, a largo plazo puede causar cirrosis o cáncer de hígado, dos padecimientos que además de ser crónicos, generan altos costos en los tratamientos.
¿Quieres saber más sobre este padecimiento? Quédate a leer nuestro artículo y entérate por qué es un enemigo para tu hígado.
En niños, por lo general, se transmite de la madre al pequeño durante el parto y esto también se conoce como transmisión perinatal. También puede ocurrir durante la lactancia si la mamá tiene una infección hepática grave causada por el Virus de la Hepatitis B (VHB).
En adultos la transmisión puede ser a través de agujas infectadas al momento de inyectarse, tatuarse, hacerse perforaciones o por la exposición a sangre y fluidos corporales como la saliva.
¡Ten cuidado porque suele ser una enfermedad silenciosa! Normalmente las personas presentan signos como color amarillento en la piel y ojos (ictericia), orina oscura, cansancio extremo, náuseas, vómitos y dolor abdominal. En ciertos casos, la Hepatitis B crónica provoca insuficiencia hepática aguda, cirrosis o cáncer en el hígado.
La OMS indica que la infección por el VHB se puede agravar según la edad. Sin embargo, los niños menores de 6 años que resultan positivos son quienes corren más riesgo de sufrir complicaciones.
Esto dependerá del estado de gravedad de la afección. En casos agudos suele curarse por sí sola en 4 a 8 semanas con descanso, una nutrición adecuada y mucho líquido. Sin embargo, cuando se diagnostica hepatitis B crónica se necesita tratamiento médico de por vida. De esta manera, se podrá reducir el riesgo de sufrir complicaciones hepáticas o evitar transmitir la infección a otras personas.
Lo anterior es un recordatorio sobre la importancia de los chequeos médicos preventivos, pues en ocasiones podrán detectar esta afección a tiempo e iniciar el tratamiento lo más pronto posible. Actualmente no existe ningún medicamento específico contra la Hepatitis B aguda, pero es esencial llevar un control médico riguroso y un plan nutricional balanceado desarrollado por un especialista.
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