El mantenimiento de automóvil es crucial para su buen desempeño y la seguridad de sus ocupantes.
Desde el uso adecuado de combustible hasta las piezas para refacciones, todo el tiempo debemos tomar decisiones sobre el estado de nuestro vehículo, pero mucho depende del modelo, marca y hábitos.
Por ejemplo hay algunos a los que debe cambiarse el aceite cada 3 mil kilómetros, mientras que otros puede ser a los 10 mil. Para salir de dudas en este rubro, es fundamental consultar el manual del propietario.
En esta publicación vamos a disipar algunos mitos sobre los vehículos para que tomes mejores decisiones.
Gracias a los avances tecnológicos, hay aceites sintéticos que van más allá de los 3 mil o 5 mil kilómetros. Y es que cambiarlo antes de tiempo tampoco se traduce en mejores resultados porque el producto tiene una vida determinada y estarías desperdiciando sin necesidad.
Existe la creencia que el servicio o mantenimiento debe realizar única y exclusivamente en la agencia y esto no necesariamente es cierto.
Mientras sea realizado por un experto y se respete la garantía debe ser respetada en su totalidad, pero no olvides pedir los comprobantes que lo demuestren.
Si a una llanta la pincha un clavo, el daño puede ser reparado y no es necesario cambiarla. Están diseñadas para resistir situaciones extremas y la reparación cuesta una fracción de lo que costaría comprar una nueva.
Tampoco es cierto que deban cambiarse de dos en dos, pues mientras sean del mismo tamaño y padrón de rodamiento no habrá problema alguno.
Si usas el tipo de gasolina que no corresponde, puedes dañar el motor, pero solo si es uno de más baja calidad.
En contraste, usar combustible de mayor octanaje no servirá de mucho, pues los motores que no están diseñados para ello, lo desperdiciarán.
La pericia, precaución y experiencia influyen para reducir la probabilidad de accidentes, pero hay otros vehículos y conductores en la calle que pueden colisionar contra nosotros. No importa lo bien que manejes, contar con un seguro de automóvil será de beneficio en caso de cualquier contingencia.
El mantenimiento de tu vehículo influye directamente en el desempeño y ahorra dinero en reparaciones y los gastos colaterales cuando se descomponga, como el arrastre de grúa, los servicios del mecánico y el transporte que utilizarás mientras lo tienen listo.