El alimento más importante es el de la mañana, particularmente en la etapa de desarrollo en que se encuentra tu hijo.
La prisa por llegar a la escuela a veces no permite que los niños ingieran todas las calorías y nutrientes que necesitan pero siempre nos queda la esperanza de que en el recreo consuman algo de lo que necesitan.
Por eso es importante proveerlos de una buena lonchera, ya que esta constituye entre el 10 y el 15 por ciento de los alimentos que ingieren en el día.
Ese refuerzo del desayuno debe satisfacer los requerimientos de proteínas, vitaminas y calorías de acuerdo a la actividad física que tu niño desarrolla.
Si va a volver a casa antes de la comida, será suficiente con un refrigerio a media mañana, pero si tiene que permanecer más allá, debe ser proveído con un refuerzo.
En una lonchera no debe faltar agua y fruta. Para un niño, deshidratarse es más fácil que para un adulto, por lo cual debe traer una botellita de al menos medio litro de agua simple para su consumo durante el día.
No son recomendables los jugos y las bebidas azucaradas, al menos que sean como un complemento para su hidratación.
No pueden faltar los carbohidratos, las proteínas y las fibras, esenciales para cuidar la salud de tu familia. Si el niño hace mucho ejercicio, incluye una barra energética, un sándwich con mermelada o frutos secos.
Evita los dulces en la lonchera, entre menos coman de esto es mejor. Incluso es probable que en el colegio consigan alguno por su cuenta que satisfaga su antojo, aunque no siempre lo van a revelar.
Si la jornada escolar va más allá de las seis horas, será importante que aumentes la cantidad de alimentos. Desde un sándwich de carne, un recipiente de verduras con pollo o un poco de arroz con vegetales, el límite es la imaginación.
Si la comida es atractiva a la vista, tendrá más posibilidades de ser consumida en su totalidad. "La alimentación para mis hijos" es uno de los temas que más tocan las madres cuando acuden con los nutriólogos.
Trata de realizar un calendario semanal de loncheras pensando en la alimentación sana. Esto te ayudará a no repetir y a tener todos los ingredientes a la mano.
Las loncheras deben ser casi a prueba de terremotos. Los niños no son conscientes de lo que traen, así que esa cajita debe ir hermética.
Los envases para los líquidos deben ser anti-derrames. Para ponerlos a prueba, llénalos con agua, agítalos, voltéalos, sacúdelos muy fuerte. Solo así evitarás que se tire el contenido y afecte al resto de alimentos. A nadie le gusta comerse un sándwich mojado.
Los envases no sólo son para llevar, sino también para conservar los alimentos en estado óptimo. Recuerda: el aluminio es un gran aislante de calor y del frío.