Autoridades viales y de salud de Guatemala y de todo el mundo han realizado innumerables campañas para explicar por qué tomar y conducir al mismo tiempo es una mezcla letal. Sin embargo, aún encontramos conductores que dicen “no me va a pasar nada”.
Pero sí pasa, y pasa mucho. Por cada grado porcentual que se incrementa el consumo de alcohol en Latinoamérica, aumenta 10% por ciento la cifra de accidentes viales con presencia de este enervante.
Por ejemplo en Guatemala, cifras del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social señalan que entre 2012 y 2013 aumentó el porcentaje de ingesta de alcohol de un 34 a un 35 por ciento. Al mismo tiempo el índice de accidentalidad con consecuencias mortales subió del 27 al 28 por ciento. Es decir, hay una relación directa en este problema multifactorial.
Según la Encuesta de Salud y Nutrición que presentó la Organización Mundial de la Salud en 2015, el abuso de alcohol es la cuarta causa de mortalidad. Esto engloba desde hepatitis, cirrosis, insuficiencia renal y lesiones provocadas a consecuencia de un accidente.
Cada año en países del continente americano mueren alrededor de 350 mil personas en accidentes vehiculares. Una tercera parte son jóvenes entre 15 y 30 años. Y en al menos uno de cada tres, el alcohol fue factor.
Los accidentes relacionados con esta circunstancia ocurren en su mayoría los fines de semana y durante los periodos festivos del año.
Esto no sólo tiene un impacto de salud, sino también económico. Por cada vida perdida en estas circunstancias, promedio se dejan de tener los beneficios de 36 años de vida productiva.
La población con más problemas de alcoholismo es la de los hombres, sin embargo las mujeres están teniendo un repunte alarmante, pues han crecido en este tema a una velocidad de 32 por ciento anual, sobre todo en los países considerados en el subdesarrollo.
La combinación entre el alcohol y el volante nunca funcionó. En países de Europa Central las sanciones por hacerlo van más allá de lo económico. Por ejemplo en Dinamarca si la Policía sorprende a un conductor en esta práctica, no sólo tiene que pagar una multa equivalente a 100 días de trabajo con el salario promedio, sino que además tendrá que trabajar en el servicio comunitario en actividades tales como concientización entre los jóvenes o en la limpieza de la ciudad. No importa el estatus económico que tengas, te obligarán a ponerte un uniforme y recogerás basura en las calles.
Esa es una manera de entenderlo. Quizás por eso sea uno de los países con la más baja mortalidad relacionada con vehículos de motor y alcohol.