La gasolinera es un lugar de paso obligatorio para todos. Conducir un auto es una responsabilidad ante los demás que necesita medidas de seguridad en todo momento. La prevención es la única manera de evitar situaciones indeseadas y evitar el riesgo de accidentes. Por lo tanto, es muy importante conocer las normas de seguridad en estos lugares y las cosas que deben evitarse en una estación de servicio.
Según su diseño, las diferentes marcas de automóvil tienen la boca del tanque de gasolina a uno u otro lado. Al ingresar a la gasolinera, debe evaluarse de qué lado se encuentran los surtidores para elegir el que coincida con la tapa del depósito. Así se evitará quedar al lado contrario y estirar el surtidor hacia el otro extremo.
Muchos conductores no hacen caso a la prohibición de dejar encendido el vehículo, la radio y las luces. Es importante recordar que la gasolina y el diésel son sustancias altamente inflamables que emiten vapores a su alrededor. Cualquier leve chispa de algún artefacto encendido puede provocar un accidente lamentable.
Este es uno de los errores más graves y peligrosos que podemos llegar a cometer. Si ya hemos advertido que cualquier chispa causada por la electricidad puede causar un accidente en una gasolinera, no digamos una fuente de calor. Fuego y combustible son una unión explosiva que puede tener consecuencias fatales.
Puede parecer un consejo muy lógico, pero todavía se dan muchos casos de gente que se confunden la gasolina con el diésel. Si esta equivocación llega a suceder y nos damos cuenta a tiempo, es importante no arrancar el carro hasta que el problema este resuelto, ya que este error puede ocasionar un importante desperfecto mecánico.
La ropa suele producir cierta electricidad estática, incrementada por el roce con las tapicerías de los vehículos. Para minimizar el riesgo te recomendamos que al momento de surtir el combustible coloques una mano en alguna parte metálica del coche, así se cortará la electricidad estática en el momento.
Nadie espera los accidentes, pero ocurren, en los momentos menos esperados. En la mayoría de los casos, las causas se atribuyen al descuido.
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